El efecto de la primavera: Cómo las personas renacen con ella
Imposible negar la naturaleza humana
Nunca había tenido la oportunidad de experimentar los cambios entre las estaciones del año como lo he hecho durante los últimos meses. El observar cómo las hojas se secan, caen, los árboles pasan tiempo sin ninguna hoja visible y, luego de unos meses, vuelve el verde a ellos junto a algunas flores. Parece una transición que solo ocurre en la flora, sin embargo, me percaté de que también algo similar ocurre en los humanos.
La llegada al frío
Antes de continuar, debo aclarar de que no soy psicólogo ni nada por el estilo, solo soy un observador y esto es lo que opino/pienso al respecto. Desde que me mudé a Boston muchas personas me advertían de lo malo que puede llegar a ser el invierno, no tan solo por el frío, sino porque tampoco se podía salir debido a él. De igual forma, la ausencia del sol a tempranas horas del día, lo que simulaba que el día había acabado rápido y tanta oscuridad podía ser llegar a opacar la energía que un día común y corriente se supone que aún tengas.
No entendía las consecuencias que tenía esto en las personas que viven aquí (o en cualquier estado en donde el invierno equivale a un buen frío) hasta que llegó la primavera. La temperatura no cambia radicalmente durante esta estación del año diariamente, pero los árboles comienzan a mostrar vida, nuevamente. Con este gesto, la primavera da uno que otro día de lo que podría ser el verano con una temperatura “alta” y notas cómo las calles, parques y cualquier lugar donde se puedan acumular personas afuera está lleno.
Vida detrás del calor
A diferencia de mi isla, donde el calor por lo extremo que puede llegar a ser nos sulfura y causa que estemos de malhumor, acá el calor da vida a las interacciones sociales e individuales. Algo tan simple como ir a caminar temprano en la mañana o luego de llegar del trabajo, al igual que ir a comer a un lugar y pedir sentarte afuera. El gozo de la gente cuando la temperatura les juega a su favor es un momento válido de observar porque es cuando el humano se deja sentir como humano desde un punto más humilde y vulnerable invitando a que todos disfrutemos de lo que la naturaleza nos está regalando.
Por mi parte, no tengo problema con estar dentro de casa o en la oscuridad y creo que por eso el invierno no me maltrató mentalmente como le pasa a otras personas en esa estación del año. Sin embargo, aún se me olvida mirar la temperatura cuando voy a salir, no me equipo como se supone y tengo que pedir “cacao”. Aún lo de la isla no se ha ido, donde no importa qué día del año sea, sabes que la temperatura estará alta. Es interesante como hay una semejanza entre cómo se comporta la naturaleza y cómo se comporta el humano, es imposible no decir que de una forma u otra estamos conectados.
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