El segundo aire
Tantas y tantas buenas cosas pasando por las cuales siento que volví a renacer
Oficialmente, acabé el segundo semestre de la maestría y, semanas antes de que acabara, estaba pensando en lo mucho que me ha cambiado la vida; luego de que me escuché. Necesitaba salir de personas y lugares que por años soporté, siendo yo mismo el que minimizaba mi capacidad para avanzar. Me drené tanto que hubo momentos en los cuales no me reconocía, por más que intenté mantener mi esencia. No obstante, sin esos años de sufrimiento interno, no creo que hubiera podido disfrutar del ahora.
“¿Cómo así?”, se preguntarán. Cuando pasas mucho tiempo alrededor de lo que no quieres, empiezas a crear escenarios ideales en los cuales aspiras algún día, en algún momento de tu vida, tener la valentía de comenzar a perseguir ese bienestar, tomando las decisiones drásticas que se requieran. Si tuviera la oportunidad de visitar a mi yo de esos años, no le diría nada, le dejaría continuar con su experiencia; sin ella, no hubiese decidido trabajar en mí, tampoco conociera qué quiero y qué no quiero, desconocería muchas áreas que quizás cuando las hubiera descubierto fuera muy tarde.
Volver a estudiar fue una de las decisiones que más me cuestioné, después de 6 años fuera de la universidad, ¿quién quiere virar a tomar clases, nuevamente? Sin embargo, lo necesitaba. En ese momento, sabía que lo necesitaba y, cuando empecé, confirmé que definitivamente lo necesitaba. Hice todas las gestiones un año antes de comenzar y mi motivación semana tras semana mientras entregaba paquetes con Amazon era que pronto comenzaría mi carrera hacia volverme un profesional de la salud mental. Cuando había casi perdido la fe en mí, hubo quienes nunca dejaron de dudar en mí.
Entrar a hacer la maestría de trabajo social en UConn y conocer a profesores tan brutales; ser parte del programa de Connecticut ¡Adelante! y rodearme de compañeros latinos con los cuales me puedo identificar, haber hecho mi práctica con niños inmigrantes y tener la dicha de toparme con una supervisora que valorizaba mi opinión y me enseñó tanto, recibir la noticia de que mi segunda práctica será en el Yale Child Study Center; tantas y tantas buenas cosas pasando por las cuales siento que volví a renacer, a lo que le llamo “El segundo aire”.
Encontré un norte, donde se me da de manera natural escuchar y esa urgencia de buscar entender a quien requiere de mi ayuda. Por eso, ahora, no dudo en decirle que no a lugares y personas, no vuelvo a pasar por situaciones donde ponga en riesgo mi salud mental. Parecería que todo ha ocurrido en el momento correcto y cada vez creo más en que así es, si llega a ser antes, no creo que me topara con las tremendas personas que he conocido en estos meses; si llega a ser después, no creo que contara con la motivación que siento para convertirme en terapista. A veces pienso en que he tenido suerte, otras veces pienso que, al fin, está dando frutos el tiempo de paciencia que me dediqué y le cedí a la vida, también hay veces en que no pienso y disfruto el presente; no es suerte ni frutos, son simples momentos de bienestar.
(En otro escrito hablo de Melody, su influencia en mí, nuestra boda y el hogar que estamos formando; mucho de lo mencionado sobre mi estado actual, tiene que ver con ella, también.)
¿Qué he visto o estoy viendo?
La última película que vi en el cine fue Thunderbolts* y no esperé ver que Marvel fuese a tocar el tema de la depresión y soledad tan bien, la recomiendo (el MCU ha resucitado, aparentemente).
Hace unas semanas decidí terminar de ver Black Mirror, me había quedado en el season 3, como toda antología, tiene sus episodios buenos y sus episodios malos. Estoy creando un ranking, cuando la termine mencionaré mi top 5.
Estamos viendo el season 2 de The Last of Us, no diré nada más, seguimos domingo a domingo.
Por último, y no menos importante, Andor es lo mejor de Star Wars, punto (y aún no ha acabado este season).
¿Qué he leído o estoy leyendo?
Terminé Dune, me pareció brutal porque le añade la perspectiva de muchos personajes, qué piensan o creen en el momento, algo que en la película no se puede saber. También hubo personajes que salieron que los necesitaba en la película, definitivamente. Fue toda una experiencia, no le resta a la película, sino que le suma.
Seguí de corrido hacia Dune: Messiah, no tengo mucho que decir, no me causó el mismo impacto que el primero. Estuve desilusionado gran parte de la lectura, entre capítulo y capítulo, sentía que la historia iba hacia nada; sólo el primer capítulo y el capítulo final son los que destaco.
Brinqué a Chain Gang All Stars y no logré casi conectar con los personajes por la estructura del libro donde más parecían cuentos y luego fue apareciendo la novela. Eso sí, la crítica social que tiene este libro acerca del sistema carcelario de los Estados Unidos cumple con su propósito.
Ahora mismo estoy leyendo Wedding People y se me ha hecho eterno, pero por ahí vamos; en el próximo newsletter les hablo un poco más de él.
Si te gustó lo que leíste te invito a comentarlo, compartirlo en tus redes sociales y avisar a tus seres queridos sobre la existencia de este newsletter.
Muchas gracias por leerme, te lo agradezco.
Nada más cierto. Como dice Eclesiastes Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo de los cielos tiene su hora. Pa’lante siempre.
Todo pasa en su debido tiempo, y que privilegio es poder mirar hacia atrás y decir “que bueno que no sucedieron ciertas cosas como quería” para entonces dar paso a cosas mejores. Estoy segurísima que serás excelente terapista! Yo voy a ti y pago doble 🙌🏽🙌🏽